Morena:
Rubor. Luce saludable con unas mejillas sonrosadas: atrévete a aplicar en esa zona tonalidades llamativas. Si quieres que tu piel morena luzca dulce, opta por rosa; en cambio, si eres vanguardista y alternativa, prueba con un tono anaranjado.
Labial. Elige tonos corales para llamar la atención hacia tu boca. Evita los colores demasiado oscuros, porque endurecen tú expresión.
Sombras. Los tonos rosa y café resultan ideales para dar el efecto de unos ojos más grandes: aplica el claro en el arco de la ceja y el más oscuro en el pliegue.
Difumina bien. Si tus cejas son negras, los espacios que tienen poco pelo se ven mal porque resultan muy notorios. Evítalo: usa la punta del aplicador para delinearlas con sombra café oscuro. Además, haz que tu mirada sea más seductora: utiliza entre dos y tres capas de rímel color negro.
Base. Generalmente, las pieles morenas tienen una base amarilla que resalta a la perfección con colores fuertes. También funcionan las tonalidades bronce: así darás la impresión de que acabas de llegar de la playa.
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