Comer menos carne roja.
Eliminar el chocolate de nuestra dieta.
No tomar alcohol.
Aumentar el consumo de verduras.
Limpiar la piel adecuadamente dos o tres veces al día.
Usar una mascarilla adecuada por lo menos una vez por semana.
La exfoliación: es muy importante eliminar las células muertas.
Hidratación: que nuestra piel sea grasa no quiere decir que no necesite una buena hidratación.
Pepino: el pepino aplicado sobre nuestro rostro ayudará a limpiar las impurezas y rebajará la producción de grasa. También podemos hacerlo con limón.
Salvia: podemos preparar una mascarilla con dos cucharadas de infusión de salvia y un yogur. Debemos aplicar y dejar secar, limpiar después con agua fría.
Ciruelas: una mascarilla de pulpa de ciruelas aplicada todas las mañanas nos ayudará a mantener nuestra piel libre de grasa durante todo el día.
Hamamelis: dos cucharadas de extracto de hamamelis mezcladas con 10 gotas de jugo de limón. Esta loción nos puede ayudar a controlar la secreción de grasa y a mantener la piel limpia.
Loción astringente: hervir una ramita de tomillo durante cinco minutos en 600 ml. de agua a la que añadiremos, cuando se enfríe, un chorrito de zumo de limón. Usar dos o tres veces al día.
Mascarillas de barro: a ser posible usaremos barro del Mar Muerto pues es el más rico en sales y minerales. Aplicando la mascarilla de barro conseguiremos exfoliar nuestra piel, limpiarla y mineralizarla. Ayuda a eliminar el exceso de grasa. Debemos aplicarla con cuidado de tocar ojos ni boca.
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